Los diamantes de talla esmeralda son famosos por su forma distintiva, caracterizada por su contorno rectangular o cuadrado con esquinas truncadas.
Los planos de las facetas escalonadas crean un fascinante efecto de salón de espejos que le permite mirar profundamente en el alma del diamante. La característica distintiva de este corte es su versatilidad; favorece una variedad de estilos, desde el clásico hasta el moderno, y combina maravillosamente con varios entornos de metal.